Saber escuchar a los demás es una de las habilidades comunicativas más apreciada y demandada en estos tiempos. La información viaja por un sinfín de medios de comunicación, todo es rápido y efímero. Todos queremos transmitir y comunicar, y, a su vez, sentirnos queridos y escuchados. La cuestión es que primero hay que sentirse escuchado para luego poder sentirse querido.
Hay muchas formas de escuchar, una de ellas es escuchar de forma activa. La escucha activa es una técnica que se puede aprender y desarrollar para profundizar en el arte de la escucha, pudiéndose usar tanto en lo personal, como en lo profesional. Esta técnica puede ayudarnos a comprender mejor a los demás, evitar malentendidos, entablar relaciones de confianza, gestionar mejor nuestros conflictos y negociaciones, y, sobre todo, demostrar a los demás que les escuchamos.
Entonces, ¿qué pasos hemos que seguir para saber escuchar activamente?
En primer lugar, hemos de “querer escuchar” a la otra persona, es decir, disponernos a escuchar de forma franca y sincera. Esto que parece tan obvio, no lo es en absoluto, pues en incontables ocasiones no estamos preparados para escuchar en un determinado momento, ya sea por nuestras propias preocupaciones, por la falta de tiempo e incluso por la falta de interés en un determinado asunto.
A continuación, hemos de poner nuestro foco de atención en esa persona y en lo que nos explica. De lo que se trata es de escucharlo todo sin interrupción: lo que nos dice, lo que hace cuando nos lo dice, cómo nos lo dice y aquello que no nos dice y que acaba siendo más importante que lo que nos dice (sus ideas, pensamientos, sentimientos…). Por lo tanto, se trata de escuchar a esa persona con todos nuestros sentidos y con el corazón.
Y, para finalizar, hemos de demostrarle a esa persona que la escuchamos, que la aceptamos y que la comprendemos de verdad. No es suficiente con recibir información. La escucha activa implica una devolución por parte de la persona que escucha hacia su interlocutor, la cual no se hace de una sola vez, sino que la misma se realiza en diferentes momentos y de diversas maneras.
Así, pues, ¿cómo le demostramos a esa persona que la escuchamos, la aceptamos y la comprendemos de verdad?
Preguntando
Una vez hemos escuchado el discurso de la persona sin interrumpirla, o al menos lo mínimo posible, a continuación, para profundizar en la comprensión de los hechos y demostrarle que estamos escuchando con atención, podemos ayudarnos mediante la realización de preguntas con las que obtener y concretar la información.
Una pregunta es un enunciado interrogativo que se emite con la intención de conocer algo u obtener alguna información. Existen muchos tipos de preguntas - abiertas, cerradas, circulares… -. Todas pueden sernos útiles, sin embargo, lo importante es saber hacer la pregunta adecuada en el momento adecuado.
Parafraseando
Una vez hemos escuchado a la persona y hemos realizado las preguntas oportunas, a continuación, es muy útil realizar un parafraseo. Parafrasear significa realizar un resumen neutral y sintético que nos permite verificar que hemos comprendido lo que nos ha explicado esa persona, ordenar las ideas principales y demostrarle que se le ha escuchado.
Poner en boca de un tercero las palabras que una persona ha pronunciado tiene un impacto muy fuerte para quien las escucha, de ahí que esta técnica de comunicación es muy útil tanto para demostrar que se escucha, como para que quien se escucha en boca de un tercero tome consciencia de sus propias palabras.
Haciendo un uso correcto del lenguaje verbal, no verbal y paraverbal
No sólo es importante lo que decimos (lenguaje verbal), sino también lo que hacemos mientras lo decimos (lenguaje no verbal) y cómo decimos lo que decimos (lenguaje paraverbal). Nuestro lenguaje verbal ha de ir acompañado de un lenguaje no verbal y paraverbal adecuado que demuestre a nuestro interlocutor que lo estamos escuchando de verdad.
Por mucho que le digamos a alguien que le estamos escuchando, si nuestro cuerpo y nuestra forma de hablar no van en consonancia con lo que decimos verbalmente perdemos toda nuestra credibilidad y la confianza de la otra persona. Qué importante es mirar a los ojos a la otra persona, asentir con la cabeza, mantener una postura corporal receptiva… sin estos detalles, la conexión entre personas difícilmente va a producirse.
Realizando silencios
Hay personas a las que les incomodan los silencios y los llenan con palabras vacías de contenido. Sin embargo, los silencios tienen un gran impacto en la escucha, y es muy importante saber usarlos.
Los silencios son interrupciones en el discurso que nos ayudan a tomar aire y descansar, romper con la monotonía de la explicación, marcar el ritmo de la conversación, ordenar y digerir la información y dotar de valor a aquello que a continuación expresamos y escuchamos.
Mostrando Empatía
Escuchar es una oportunidad para mostrar empatía. La capacidad de ponerse en el lugar de la otra persona, entender lo que siente o incluso lo que puede estar pensando y responder correctamente a sus reacciones emocionales puede ser verdaderamente sanador y una de las formas más contundentes para demostrar nuestro amor y nuestra disposición de escucha.
Es más, podríamos decir, que sin una verdadera empatía no hay una verdadera escucha. Pues, ¿cómo vamos a comprender a una persona si no somos capaces de ponernos en su lugar? Una de las formas más efectivas de mostrar empatía es reflejando en la persona que escucha el estado emocional de su interlocutor, tanto con el lenguaje verbal, como con el lenguaje no verbal y el paraverbal.
Sin juzgar, ni sacar conclusiones precipitadas
Los demás quieren sentirse escuchados y aceptados, pero no quieren sentirse juzgados. Cuando los demás se sienten juzgados se incomodan y se marchan. Para evitar enjuiciar a los demás es importante que tomemos consciencia de que cada persona está inmersa en sus propias circunstancias de vida y en su propio proceso de aprendizaje, por lo tanto, es importante que aceptemos a los demás y seamos respetuosos con las decisiones y con los comportamientos ajenos.
…
La aplicación de la técnica de la escucha activa es fundamental en el proceso de mediación. Aunque esta técnica puede ser utilizada por el mediador en cualquier momento del proceso, su aplicación es imprescindible en determinados momentos.
Al inicio del proceso de mediación, una vez que el mediador ha explicado a las partes en qué consiste el proceso y sus reglas, acto seguido procede a escuchar las versiones de los hechos de cada una de ellas. En esta fase del proceso de mediación es crucial la aplicación de la técnica de la escucha activa, pues, el mediador, además de extraer muchísima información de las personas que tiene delante, con la aplicación de esta técnica demuestra a las partes que han sido escuchadas, comprendidas y aceptadas.
La escucha activa es una técnica que por su metodología cualquier persona puede aprender y aplicar en cualquier situación de su vida diaria. Y, como su nombre indica, escuchar activamente implica escuchar haciendo algo por parte de quien escucha, no sólo de recibir información. Se trata de hacer el esfuerzo de escuchar a la otra persona, sin juzgarla, comprendiéndola y demostrando que la comprendemos, haciendo uso de preguntas, parafraseos, cuidando nuestro lenguaje verbal, no verbal y paraverbal, usando correctamente los silencios y mostrando empatía.
Escuchar forma parte del acto de la comunicación, un acto bidireccional que si funciona correctamente provoca cambios positivos en las personas y nos hace ser mejores a todos en todos los sentidos.
Escuchar es una gran oportunidad para amar y para demostrar nuestro amor a los demás. Y a todos nos gusta sentirnos amados…
Por lo tanto, si me quieres: ¡escúchame!
María del Carmen García Jiménez
Mediadora Profesional