Sin Conexión no hay verdadera Comunicación


 

“El término comunicación procede del latín “communicare” que significa hacer a otro partícipe de lo que uno tiene. La comunicación es la acción de comunicar o comunicarse, se entiende como el proceso por el que se transmite y recibe una información.”

 

Todo ser humano y animal tiene la capacidad de comunicarse con los demás. De hecho, desde el punto de vista de Paul Watzlawick, según los argumentos de su “Teoría de la Comunicación Humana”, es imposible no comunicarse, pues si no lo hacemos de forma digital (con nuestro lenguaje verbal), lo hacemos de forma analógica (con nuestro lenguaje no verbal), por lo tanto, siempre comunicamos.

 

Que consigamos comunicarnos con los demás no significa que consigamos conectar con ellos, pues la conexión no depende del lenguaje que usemos, ni de las múltiples habilidades comunicativas que poseamos. Las habilidades comunicativas son herramientas que nos ayudarán en el proceso de conexión y que retroalimentarán el mismo, sin embargo, aunque necesarias, no serán suficientes para lograr conectar con los demás.

 

Tal y como señala Aitziber Barrutia en su libro “Inteligencia emocional en la Familia”, para conseguir una verdadera conexión entre las personas es necesario que éstas establezcan un nivel de comunicación emocional en el que además de emitir, recibir información y compartir opiniones, es preciso que ambas partes intercambien emociones y sean capaces de empatizar y comprenderse mutuamente.

 

Según esta autora, la comunicación se desarrolla de una forma gradual y en sentido ascendente, de menor a mayor intimidad. Antes de acceder al nivel de comunicación emocional es preciso que las personas hayan establecido previamente un nivel de comunicación basado en la cortesía o intercambio de saludos, posteriormente un nivel de comunicación basado en el intercambio de información, después un nivel de comunicación basado en el intercambio de opiniones para finalmente acceder al último y más íntimo de los niveles, el nivel de la comunicación emocional.

 

Comunicarse a un nivel emocional significa hacer partícipe a la otra persona de nuestros pensamientos, emociones y sentimientos más íntimos. Compartir con la otra persona cómo nos hace sentir determinada persona o situación, a qué tenemos miedo, qué nos da vergüenza, cuándo o por qué nos enfadamos, y multitud de hechos y circunstancias en los que las emociones juegan un papel fundamental. Se trata de descubrirnos y dejarnos conocer, así como de comprender y conocer a la otra persona.

 

Lo que nos ayuda a alcanzar ese nivel de comunicación emocional y, por lo tanto, conectar con los demás es la confianza. La confianza es el ingrediente que nos permite pasar de un nivel a otro. Necesitamos desarrollar la confianza con la otra persona. A mayor confianza más alto es el nivel de comunicación en el que nos movemos. Y por supuesto, no podemos ascender de nivel si no cultivamos la confianza.

 

Podemos incluso encontrarnos en situaciones en las que con un escaso grado de confianza o ninguno llegar a entablar cualquiera de los tres primeros niveles de comunicación -cortesía, opinión e información-, sin embargo, el nivel de la comunicación emocional en el que existe conexión entre las personas requiere necesariamente de cierta confianza.

 

La confianza es un término que proviene del latín y que significa “con fe”. Es la seguridad o esperanza que se tiene en alguien o en algo. Es un valor a desarrollar con nosotros mismos y con los demás y que requiere de tiempo y esfuerzo. A partir de los actos que demostramos a los demás y que los demás nos demuestran somos capaces de transmitir confianza y de depositarla en los demás, y para ello el factor tiempo es muy importante.

 

Así, pues, la confianza es el requisito “sine qua non” para que pueda existir una comunicación emocional entre las personas. La comunicación emocional es el nivel más elevado de comunicación y sólo logramos conectar con los demás cuando nos comunicamos a este nivel. Por lo tanto, comunicar, podemos hacerlo siempre y, de hecho, es imposible no hacerlo, sin embargo, conectar, no siempre lo logramos, pues, en parte, dependerá del grado de confianza que exista entre las personas.

 

La confianza es la base de la comunicación emocional, sin embargo, para que la misma fluya es muy importante la adquisición por parte del emisor y del receptor de una serie de habilidades emocionales y comunicativas. Así, pues, junto a la confianza es muy importante que en el acto de la comunicación el emisor tome consciencia de sus propias emociones, aprenda a manejarlas y a saber expresarlas. Y, por su parte, el receptor escuche de forma activa lo que expresa y siente el emisor, empatice con él y se lo haga saber.

 

  • Tomar consciencia de nuestras emociones es el primer paso para acceder a un nivel de comunicación emocional. Sin toma de consciencia no hay comunicación emocional, ni conexión posible. Y aunque las emociones están presentes en prácticamente todo lo que hacemos, en la mayoría de ocasiones o no somos conscientes de las mismas (no las percibimos) o no sabemos identificarlas (no las comprendemos), lo cual nos va a impedir expresar nuestra verdad en aquello que comunicamos.
  • Manejar nuestras emociones tampoco es tarea fácil. En ocasiones nos vemos desbordados por éstas y actuamos de forma poco favorecedora. Hay que aprender a regular la intensidad de las mismas y posteriormente comunicar lo que sentimos, de lo contrario nuestras comunicaciones pueden verse considerablemente afectadas.
  • Las emociones están en la base de nuestro comportamiento y afectan directamente a nuestra comunicación. No se trata de reprimir las emociones, sino de expresarlas de forma asertiva, graduando su intensidad para que nuestro mensaje pueda llegar al receptor de forma comprensible y adecuada. No hay nada de malo en expresar nuestro enfado, pero regulando su intensidad y utilizando las palabras adecuadas.
  • Escuchar activamente lo que expresa y siente el emisor ayuda considerablemente a que se establezca ese nivel de comunicación emocional. La escucha activa es un acto de verdadera generosidad por parte del receptor, el cual deja de lado a su propia persona para volcarse en la persona que “tiene delante” haciéndola absoluta protagonista y concentrando toda su atención en lo que dice y en cómo lo dice, parafraseando lo que explica y haciendo un uso correcto de la empatía.
  • Empatizar con la otra persona es lo que va a permitir cerrar este proceso de comunicación emocional. La empatía, el ponerse en el lugar de la otra persona, el comprender lo que piensa y lo que siente, sin necesidad de estar de acuerdo con ella, y hacérselo saber, es indispensable para que exista una verdadera apertura y se siga desarrollando la confianza entre las partes.

Como mediadora de conflictos observo que muchos de éstos ocurren porque no existe una comunicación emocional lo suficientemente afianzada entre las personas como para que puedan entenderse, ya sea por una falta de confianza o por deficiencias en las habilidades emocionales y/o comunicativas del emisor y receptor. Nos atrevemos a expresar lo que pensamos, pero no nos atrevemos a expresar lo que sentimos, cuando lo verdaderamente importante no es tanto aquello que nos ocurre, sino cómo nos afecta aquello que nos ocurre, aquello que sentimos ante determinadas circunstancias, hechos y personas.

 

A modo de conclusión me gustaría decir que el lenguaje, tanto el digital como el analógico, es la base de la comunicación humana, pero para lograr una conexión profunda con los demás es de vital importancia desarrollar un nivel de comunicación emocional basado en la confianza y en el dominio de habilidades emocionales y comunicativas, tanto propias como ajenas.

 
María del Carmen García Jiménez

Mediadora Profesional